Casa Abierta denuncia la "abulia" estatal frente al consumo de drogas

República Dominicana cierra 2025 con políticas de drogas ancladas en el pasado

A escasas semanas de que el calendario marque el fin del 2025, la sensación que queda en las calles dominicanas es la de un problema que crece a la vista de todos, pero que el Estado prefiere ignorar. Mientras las autoridades se llenan la boca en foros internacionales vendiendo al país como un "referente regional" y un "caso de estudio" por su supuesta estrategia integral, la realidad en los barrios cuenta una historia muy distinta, ha dicho el Psicólogo, Juan Raddamés de la Rosa Hidalgo.

Lo que tenemos hoy es el viejo vicio de barrer debajo de la alfombra, una táctica que nunca ha solucionado nada y que solo ha servido para que el tráfico y el consumo se arraiguen con más fuerza añade el también director ejecutivo de Casa Abierta en una comunicación enviada a DiarioDigitalRD.

Indica que resulta irónico, por no decir cínico, que se hable de ciberinteligencia y control forense cuando la política interna sigue anclada en una mirada represiva y obsoleta. Si ese "paraíso" de gestión multisectorial existe, debe ser un secreto de Estado, porque los que están en la primera línea de fuego —las organizaciones sociales y los centros de tratamiento— lo que reportan es precariedad y un silencio administrativo que asusta. 

La inestabilidad mundial agrava el problema de las drogas

En este 2025, las demandas de mayor presupuesto y compromiso para la prevención no solo no fueron escuchadas, sino que fueron sistemáticamente ignoradas, agrega.

Uno de los puntos más críticos de este balance es el trato que reciben los consumidores. En pleno siglo XXI, las personas usuarias de sustancias en República Dominicana siguen siendo tratadas como los leprosos de nuestra era. Se les persigue, se les estigmatiza y se les amontona en cárceles que ya no aguantan un alma más. 

Califica el citado comportamiento de las autoridades como una injusticia flagrante: nuestras prisiones están llenas de jóvenes cuyo único pecado ha sido la pobreza y el consumo de alguna sustancia ilegal, o delitos menores vinculados a su adicción. Son jóvenes que deberían estar con sus familias o recibiendo atención médica, no pudriéndose en un sistema penal que no rehabilita a nadie.

Desde Casa Abierta, la postura ha sido clara desde el 2016, pero el eco parece no llegar al Palacio Nacional. No se trata de promover el caos, como sugieren los sectores más conservadores con sus profecías apocalípticas. Se trata de copiar lo que ya funciona en sociedades avanzadas: tratar el consumo como un asunto de salud pública y no como un expediente criminal. Así, sostiene, que los países que han dado el paso hacia la despenalización de la posesión simple no se han hundido; al contrario, han logrado gestionar el fenómeno con ciencia y humanidad.

DNCD cierra el 2025 con fuerte golpe al narcotráfico

La pregunta que queda flotando al cierre de este año es: ¿A qué le temen realmente las autoridades dominicanas? ¿Es miedo al costo político o es simplemente una prolongada abulia? El presidente Luis Abinader tiene sobre su escritorio la oportunidad de corregir una injusticia histórica.

Para el 2026, el deseo no es simplemente cambiar de año, sino cambiar de paradigma. Es hora de soltar las ideologías rígidas y los mitos para abrazar los derechos humanos. Necesitamos una política donde ser usuario no sea una sentencia de muerte social, sino el inicio de un proceso de salud. 

Duarte nos recordó que ser justos es lo primero si queremos ser felices; es tiempo de que el Estado dominicano empiece a ser justo con los más vulnerables expresa de la Rosa Hidalgo en el comunicado.