Cae un mayor del Ejército por el crimen de Perla en Los Guandules

El oficial Diego Mesa Arismendy es señalado por el disparo fatal.

El caso de Perla Jokasta Santos Pacheco, la joven de apenas 19 años que perdió la vida en la madrugada del pasado 26 de diciembre, ha dado un giro contundente. Lo que para muchos en el sector de Los Guandules comenzó como una tragedia confusa tras las celebraciones navideñas, ahora tiene un nombre y un apellido en el expediente judicial: Diego Geraldo Mesa Arismendy.

No se trata de un civil cualquiera. El detenido es un mayor del Ejército de la República Dominicana (ERD), de 48 años, cuya captura pone bajo los focos de nuevo la conducta de los cuerpos castrenses en entornos civiles. 

Según el informe oficial de la Policía Nacional, Mesa Arismendy es el presunto responsable de haber disparado el proyectil que impactó en la cabeza de la joven, segándole la vida de manera instantánea en pleno Distrito Nacional.

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El rastro de las cámaras y la balística

Llegar hasta el oficial no fue una coincidencia. El trabajo de inteligencia recayó sobre los hombros del Departamento de Homicidios del DICRIM, quienes desde el primer momento trataron la escena como un rompecabezas de alta prioridad. No bastaba con los testimonios; en un sector tan denso como Los Guandules, la tecnología fue clave.

Los agentes realizaron un exhaustivo levantamiento de cámaras de videovigilancia en la zona, rastreando los movimientos previos y posteriores al disparo. Esa cronología, sumada a la recolección de evidencias balísticas y análisis técnicos, terminó señalando directamente al mayor. 

Fue un seguimiento silencioso que culminó con un arresto que busca llevar algo de paz a una familia que pasó la Navidad velando a una adolescente.

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Justicia en proceso

El arresto de Mesa Arismendy se ejecutó bajo estrictos protocolos para evitar que cualquier error de procedimiento empañe el caso. Ahora mismo, el oficial duerme en una celda, a la espera de ser presentado ante el Ministerio Público. 

Será allí donde se definan las medidas de coerción y se determine si el disparo fue un acto deliberado o el resultado de una negligencia criminal que, en cualquier escenario, terminó en homicidio.

La Policía ha sido clara en que las investigaciones siguen abiertas; no se descartan nuevos hallazgos ni detalles sobre qué hacía un oficial de alto rango involucrado en un incidente de esta naturaleza a esas horas de la madrugada.

El proceso judicial apenas arranca, pero la presión social es alta. Se espera que en las próximas horas las autoridades ofrezcan un reporte más detallado sobre el móvil del hecho, mientras el país aguarda que la justicia no se detenga ante los rangos ni los uniformes.