Más de 2,5 millones de indocumentados salen bajo gestión Trump 

El DHS celebra cifras récord mientras el ICE intensifica las redadas. 

NUEVA YORK.-El mapa migratorio de los Estados Unidos está sufriendo una sacudida sin precedentes. Según los últimos datos oficiales del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el país cierra un ciclo que la actual administración califica de "logro histórico": más de 2,5 millones de inmigrantes indocumentados han abandonado el territorio estadounidense en lo que va de año.

La cifra es abrumadora y se divide en dos frentes. Por un lado, el DHS ha ejecutado más de 605,000 deportaciones formales, una maquinaria que no ha dejado de rugir desde que Donald Trump retomó el control de la Casa Blanca el pasado 20 de enero. 

Por otro, se contabilizan 1,9 millones de salidas voluntarias, un fenómeno que muchos analistas atribuyen al clima de presión y a la retórica de tolerancia cero que ha empujado a miles de familias a empacar sus pertenencias antes de que la patrulla llame a su puerta.

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El discurso oficial frente a la realidad de los datos

Desde Washington, el mensaje es de orden y seguridad. El DHS insiste en que sus operaciones están diseñadas para limpiar las calles de los "delincuentes más peligrosos" y restaurar el orden público. Sin embargo, cuando se rasca la superficie de la propaganda oficial, los números cuentan una historia distinta y mucho más compleja.

Un estudio del Deportation Data Project de la Universidad de California, en Berkeley, ha puesto el dedo en la llaga. Según sus estadísticas, de las más de 220,000 detenciones realizadas en operativos supuestamente dirigidos contra criminales violentos, unas 75,000 personas no tenían antecedentes penales. 

Esta brecha entre el discurso y la ejecución sugiere que las famosas redadas del ICE están lanzando una red mucho más amplia de lo que se admite, atrapando a trabajadores y padres de familia cuyo único "delito" es su estatus migratorio.

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Perfil de la detención: hombres y centroamericanos

El rostro de este éxodo tiene rasgos muy definidos. Hasta finales de octubre, casi el 90 por ciento de los detenidos por el ICE eran hombres. Las comunidades más golpeadas siguen siendo las de origen mexicano, seguidas de cerca por guatemaltecos y hondureños. Estas nacionalidades cargan con el peso de una política migratoria que se ha vuelto quirúrgica en su despliegue pero masiva en sus resultados.

Las redadas, ejecutadas por el ICE en colaboración con otras agencias federales, han sembrado el rechazo y el miedo en barrios de todo el país. Lo que el gobierno presenta como una estadística de éxito en seguridad nacional, para las organizaciones de derechos civiles es una crisis humanitaria que está fragmentando comunidades que llevan décadas integradas en la estructura económica de Estados Unidos.El año termina con un sistema de control fronterizo y doméstico operando a su máxima capacidad. Para la administración Trump, se trata de restablecer la soberanía; para los millones que se han marchado, es el fin de un sueño que se estrelló contra un muro de decretos y operativos de madrugada.