Dominicana sube al séptimo puesto en los Juegos Bolivarianos

Judo y atletismo impulsan el avance dominicano en Lima

SANTO DOMINGO.-La República Dominicana dio un salto firme al séptimo puesto del medallero general de los XX Juegos Deportivos Bolivarianos en Lima, un avance impulsado por jornadas de pura intensidad, disciplina y resultados que comenzaron a cambiar el panorama para la delegación quisqueyana. Con 37 medallas en total —siete de oro, nueve de plata y 21 de bronce— el equipo nacional logró consolidarse entre los países más competitivos de la cita.

El empuje más fuerte llegó desde el judo y el atletismo. En el tatami, los dominicanos vivieron una noche dorada. Robert Florentino y Medickson del Orbe se coronaron campeones en sus respectivas categorías, mostrando dominio, resistencia y temple en combates que no dieron espacio al error. Florentino ganó todos sus pleitos, cerrando con una final contundente ante el colombiano Daniel Paz, mientras que Del Orbe resolvió la suya por ippon frente al chileno Jorge Pérez.

A ellos se sumó la plata de José Nova, quien avanzó de forma sólida antes de caer en la final contra el chileno Francisco Solís. Completaron el cuadro los bronces de Oscar Santana y Eiraima Silvestre, esta última forzada a retirarse por una lesión en el hombro que la dejó sin opciones de pelear por algo más grande.

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En total, el judo cerró su segunda fecha con cinco medallas, elevando su acumulado a ocho preseas y apuntando a un cierre fuerte con el equipo mixto.

Pero la pista también tuvo su momento estelar. La velocista Liranyi Alonso volvió a dejar claro por qué es una de las figuras más sólidas del atletismo dominicano. Con un registro de 11.40 segundos, conquistó el oro en los 100 metros planos, superando a las ecuatorianas Ángela Tenorio y Gabriela Suárez en una final cerradísima. Su compañera Patricia Siné quedó a un paso del podio, mientras que en la rama masculina, Melbin Marcelino Olivo terminó séptimo en su final.

La buena noticia del día la completó Estrella de Aza, quien entró con autoridad a la final de los 400 metros planos femeninos tras dominar su serie semifinal con un tiempo de 54.44 segundos. Se perfila como una seria candidata a medalla.

El remo, una disciplina menos mediática pero que suele entregar resultados estables, volvió a cumplir. La medalla de Simó Peña, lograda con una carrera inteligente de principio a fin, dio otro golpe de ánimo. La diferencia de tiempos entre ella y el oro paraguayo mostró que el nivel ya está a tiro de alcanzar a las máximas exponentes de la región. La delegación sabe que un ajuste en ritmo y salida podría transformar un bronce en algo mayor en futuras competencias.

En boxeo, el avance de Katherine Bera fue más que una clasificación: fue un mensaje. Su triunfo, ajustado y sufrido, dejó ver la dificultad de combatir en la altura de Ayacucho, una condición que ha golpeado a muchos deportistas. Aun así, Bera cerró fuerte, mantuvo distancia cuando era necesario y atacó en los momentos clave. Ahora va por un oro que sería histórico para esta edición.

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Mientras tanto, el pentatlón moderno dejó sensaciones mixtas. Aunque el podio parecía lejos, la consistencia en varias pruebas mostró que el proceso de acumulación de experiencia sigue su curso. Ana Arias y Cecilia Fermín, a pesar de quedar fuera de posiciones de medalla, mantuvieron el ritmo entre las competidoras de mayor trayectoria. En la rama masculina, Gabriel Domínguez Bidó cerró sexto, un puesto que deja abierta la puerta para una mejoría significativa si logra ajustar su rendimiento en la prueba combinada.

Con varias pruebas aún por disputarse, República Dominicana no solo celebra las medallas obtenidas, sino la sensación colectiva de que el equipo está entrando en una zona de madurez competitiva. El objetivo inmediato es claro: terminar dentro de los mejores del medallero general. Pero en la mirada de muchos ya asoma algo más ambicioso: demostrar que el país puede competir de tú a tú con las potencias bolivarianas y, en algunos casos, superarlas.