La deuda al desnudo: el gran acreedor de EEUU es interno 

$38 billones: cifras y dueños de la montaña de bonos que sostiene a Washington.

NUEVA YORK.- La deuda pública de Estados Unidos no es solo la mayor responsabilidad financiera del planeta, es también un ecosistema de confianza global que, según las cifras más recientes, se ha disparado hasta rozar los $38 billones de dólares. 

Entender quién posee esta deuda —materializada en Bonos del Tesoro— es desvelar un enigma donde la realidad desmiente el mito más difundido: la nación no le debe la mayoría de su dinero a potencias rivales, sino a sí misma.

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El Departamento del Tesoro clasifica a sus acreedores en dos grandes bloques, revelando un balance financiero donde los intereses domésticos dominan claramente la escena.

La paradoja interna: el gobierno se paga a sí mismo

Cerca del 70% de la obligación financiera de Washington reside dentro de sus propias fronteras. Este segmento se conoce como deuda intragubernamental y deuda en manos de inversionistas locales.

El tenedor más grande, el acreedor solitario más voraz, es el Gobierno federal de Estados Unidos. A principios de 2024, la deuda intragubernamental se situaba en torno a los $6.9 billones de dólares, lo que representaba aproximadamente el 21% de la deuda total.

¿Cómo se debe el gobierno a sí mismo? A través de los Fondos Fiduciarios Federales, siendo el más prominente el Fondo Fiduciario del Seguro Social. Este dinero corresponde a los excedentes de los impuestos de los trabajadores, que por mandato legal, se invierten en bonos del Tesoro para garantizar las futuras pensiones. Es, en esencia, un pagaré que la actual generación política debe a las futuras.

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El resto de la deuda interna está en manos de inversionistas privados domésticos. Aquí entra la Reserva Federal (Fed), que compra y vende bonos como herramienta para controlar las tasas de interés y la liquidez, así como millones de fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos mutuos donde el ciudadano común guarda su dinero para el retiro. La seguridad de los bonos del Tesoro los convierte en el activo refugio fundamental para la economía americana.

Los acreedores extranjeros: un 30% estratégico

Solo cerca del 30% del pasivo total, lo que a principios de 2024 sumaba unos $26.2 billones en manos del público, es propiedad de gobiernos e instituciones extranjeras. Este capital es vital porque permite a Washington financiar sus déficits sin agotar el mercado interno, pero su peso en el total es menor de lo que sugieren los debates políticos.

Dos naciones asiáticas han encabezado históricamente la lista de acreedores foráneos, usando la compra de bonos como parte de sus estrategias de gestión de reservas de divisas:

1. Japón: Mantiene con firmeza el puesto de principal tenedor. Los inversores y el gobierno nipón poseían más de $1.12 billones de dólares a principios de 2024.
2. China: Aunque su cartera ha disminuido por razones estratégicas y tensiones comerciales, China sigue siendo el segundo mayor acreedor extranjero, con tenencias que rondan los $768 mil millones de dólares.

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Otros tenedores relevantes Otros Inversores Clave: Entre otros países con tenencias destacadas se encuentran el Reino Unido (cuyas tenencias han aumentado), Bélgica, Luxemburgo e India (con $237.758 millones).

Como se ve la deuda pública estadounidense es un complejo puzle financiero. Aunque el mundo sigue comprando bonos por su incuestionable seguridad, el verdadero control y la mayor parte del riesgo recaen en el sistema de jubilaciones y los fondos de inversión del propio pueblo estadounidense. Una red de dependencia global donde el riesgo y la confianza son, paradójicamente, una misma moneda.