El eje asiático pide calma tras el supuesto ataque a residencia de Putin

China, India y Pakistán abogan por el diálogo frente a la tensión y urgen a evitar una escalada

El tablero internacional vuelve a agitarse y, esta vez, las miradas no solo apuntan a Europa, sino hacia los gigantes asiáticos. Tras la denuncia del Kremlin sobre un presunto ataque masivo con drones contra la residencia de Vladimir Putin en Nóvgorod, la respuesta de Beijing, Nueva Delhi e Islamabad ha sido unánime en las formas, aunque con matices en el fondo: contención absoluta. 

En un momento donde cualquier chispa puede incendiar los esfuerzos diplomáticos, las potencias de la región han salido a pedir que el ruido de los motores de los drones no acabe por ensordecer las conversaciones de paz.

China, que ha jugado un papel de equilibrista durante todo el conflicto, fue de las primeras en reaccionar. A través de su portavoz de Exteriores, Lin Jian, el gobierno de Xi Jinping lanzó un mensaje directo: hay que evitar a toda costa que el conflicto se desborde. 

Para Beijing, este incidente —que Kiev niega tajantemente— no debe convertirse en la excusa perfecta para una escalada de hostilidades que eche por tierra la posibilidad de una salida política. La consigna china es clara: menos provocaciones y más condiciones para sentarse a la mesa.

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Modi y Sharif: sintonía en la preocupación

Por su parte, el primer ministro indio, Narendra Modi, utilizó sus canales habituales para recordar que la diplomacia sigue siendo la única vía de escape viable. Para Modi, el foco debe permanecer en los esfuerzos que ya están en marcha, evitando acciones que descarrilen los avances logrados en las últimas semanas. 

La postura del líder indio, aunque cauta, refleja el temor de que incidentes de este calibre sirvan para que las partes endurezcan sus posiciones de manera irreversible.

Desde Pakistán, el tono fue un poco más contundente. El primer ministro Shehbaz Sharif no dudó en calificar el supuesto suceso como un "acto atroz" que atenta contra la estabilidad global. 

Islamabad, que ha mantenido una línea de solidaridad hacia el pueblo ruso en este contexto, ve con alarma cómo la seguridad de un jefe de Estado se pone en juego justo cuando los canales de negociación parecían mostrar señales de vida.

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Un escenario de versiones encontradas

La raíz de esta ola de comunicados está en lo ocurrido entre la noche del 28 y el 29 de diciembre. Según el canciller ruso, Sergei Lavrov, las defensas antiaéreas interceptaron 91 drones ucranianos que buscaban impactar en el complejo presidencial. Aunque Ucrania sostiene que Rusia "se inventa ataques para justificar sus planes", el impacto diplomático ya es un hecho.

Lo que queda en el aire es cuánto cambiará la postura de Moscú. Lavrov ya adelantó que Rusia no abandonará el diálogo con Estados Unidos, pero advirtió que los términos sobre la mesa podrían sufrir modificaciones. 

Mientras tanto, el bloque asiático insiste en que, con o sin drones en el cielo, la prioridad debe ser el diálogo. 

En este ajedrez geopolítico, China, India y Pakistán saben que la estabilidad de su propia región depende, en gran medida, de que el conflicto en el norte no termine de salirse de control. Con datos de Europa Press.