Justicia en Santo Domingo Este: duras penas por matar dos oficiales

Condenan a 30 años a los asesinos de un teniente PN y a 20 años por la muerte de un mayor de la FARD.

La justicia de Santo Domingo Este ha cerrado con mano dura dos expedientes que en su momento conmocionaron a la opinión pública. En procesos separados, pero cargados de la misma crudeza, el Segundo Tribunal Colegiado dictó sentencias que envían un mensaje claro contra el crimen: 30 años de prisión para los asesinos de un teniente de la Policía y 20 años para quien acabó con la vida de un mayor de la Fuerza Aérea.

El caso más atroz, por la premeditación con la que se ejecutó, ocurrió en la Ciudad Juan Bosch. Adrison Depestre Sene (alias Anderson) y el nacional haitiano Tony Tulysse Desarmes (Tomy) fueron sentenciados a la pena máxima de 30 años. Los jueces determinaron que ambos se confabularon para eliminar al primer teniente José Joaquín Encarnación Montero por razones puramente mezquinas.

El trasfondo del crimen parece sacado de una novela negra: Anderson le debía 25 mil pesos a la víctima, mientras que Tony se negaba a devolverle una vivienda que el oficial le había prestado por pura cortesía. 

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Bajo el engaño de saldar la deuda, ambos citaron al teniente en la entrada del proyecto habitacional, lo emboscaron y, tras atarlo, lo llevaron a un solar baldío en la avenida Ecológica. Allí, en un acto de cinismo absoluto, lo ejecutaron con su propia arma de reglamento. Los condenados purgarán su pena en la cárcel de San Pedro de Macorís.

Muerte en la Sabana Larga

Por otro lado, el tribunal también puso punto final al proceso contra Alejandro Pigueiras Alcántara, condenado a 20 años de cárcel por el homicidio del mayor de la Fuerza Aérea, Pablo Sosa. Este hecho, ocurrido en la madrugada del 10 de noviembre de 2024, se originó por una discusión en un centro de diversión en la avenida San Isidro.

Lo que pudo quedar en un altercado verbal terminó en cacería. El expediente detalla que Pigueiras persiguió al oficial, quien se desplazaba en una motocicleta junto a una mujer. Tras obligarlo a detenerse en la avenida Sabana Larga, el condenado y sus acompañantes lo golpearon hasta dejarlo indefenso en el pavimento. 

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No conforme con la agresión, Pigueiras utilizó su vehículo para atropellar al oficial mientras este yacía en el suelo, una acción que le costó la vida.

A diferencia de sus cómplices que lograron escapar, Pigueiras fue capturado en flagrante delito por una patrulla que pasaba por la zona. Tras analizar las pruebas presentadas por la fiscalía, los jueces dictaminaron que Pigueiras cumplirá su sentencia en la Penitenciaría Nacional de La Victoria.

Ambas sentencias no solo buscan castigar a los culpables, sino también resarcir, en la medida de lo posible, la dignidad de dos oficiales que perdieron la vida en circunstancias donde la violencia y la falta de respeto por la ley fueron las únicas protagonistas.