Los accidentes contra red eléctrica dejan pérdidas millonarias en Santiago

71 accidentes tumbaron 84 postes de Edenorte en Santiago durante 2025. 

El paisaje urbano y rural de Santiago ha tenido un enemigo silencioso y violento durante todo este 2025: el volante. Según el balance de cierre de año de la Gerencia de Mantenimiento de Edenorte, el saldo es desolador: 84 postes eléctricos terminaron en el suelo tras ser impactados por vehículos en 71 accidentes distintos.

No son solo trozos de concreto y cables derribados. Cada vez que un conductor pierde el control en la Autopista Duarte o en la avenida Estrella Sadhalá, se activa una reacción en cadena que deja a miles de familias a oscuras, detiene la producción en industrias y pone en jaque la operatividad de los hospitales.

Un mapa de la destrucción vial

El informe técnico de la distribuidora parece un mapa de las rutas más transitadas —y peligrosas— de la provincia. Los impactos se concentraron en puntos neurálgicos como la Circunvalación Norte, la autopista Joaquín Balaguer y la transitada carretera Navarrete–Puerto Plata. 

Pero el daño no se quedó en las vías rápidas; llegó hasta el corazón de la Sierra, afectando comunidades en San José de las Matas, como Inoa y El Rubio, y zonas de montaña como Camp David y Pedro García.

Detrás de cada poste sustituido hay una inversión millonaria que no estaba en los planes de nadie. Para Edenorte, esto implica un despliegue logístico agotador: brigadas trabajando bajo la lluvia o en la madrugada, reposición de transformadores y kilómetros de cables de media y alta tensión que deben ser reinstalados desde cero. 

Es dinero que, en teoría, debería usarse para mejorar el sistema, pero que termina gastándose en reparar lo que la imprudencia destruye.

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La tragedia detrás del apagón

Sin embargo, para las autoridades de la empresa, el costo económico es lo de menos cuando se pone sobre la balanza el factor humano. Muchos de estos choques contra el tendido eléctrico no terminaron solo en un cortocircuito, sino en pérdidas de vidas humanas. 

La mezcla de alcohol, exceso de velocidad y la distracción con el celular sigue siendo el cóctel mortal que marca las festividades de fin de año.

Cuando un poste cae, el riesgo es doble. No solo es el choque inicial, sino el peligro de muerte por electrocución para quienes están cerca o para los mismos técnicos que deben manejar líneas vivas en condiciones de emergencia.

Por qué hablar al volante nos vuelve "ciegos" ante el peligro

Un llamado que trasciende el 2025

Desde el sector eléctrico de Santiago, el mensaje es directo y sin adornos: un poste no se cae solo. La infraestructura eléctrica es robusta, pero no es inmune a la irresponsabilidad al volante. El llamado para este cierre de año y el inicio del 2026 es a la conciencia.

La empresa insiste en que, aunque sus equipos están listos para responder 24/7, la mejor reparación es la que no tiene que hacerse. Conducir con prudencia es, en última instancia, la única forma de evitar que una celebración termine en un apagón trágico que ninguna brigada pueda solucionar.