El oro bate récords y reordena el mapa económico mundial

Bancos centrales compran, venden y recalculan reservas ante la incertidumbre global

El oro volvió a ocupar el centro de la escena económica mundial en 2024 y 2025. No como una moda pasajera, sino como una respuesta directa a un entorno cada vez más tenso, imprevisible y fragmentado. Conflictos geopolíticos abiertos, dudas sobre el crecimiento global y mercados financieros nerviosos empujaron a bancos centrales e inversores a refugiarse en el metal precioso. El resultado fue una escalada de precios que llevó las reservas oficiales a máximos históricos.

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Según el último informe del Consejo Mundial del Oro, comentado por Alan Goldberg, analista principal de datos de BestBrokers, con datos disponibles hasta diciembre de 2025, el valor total de las reservas de oro de los bancos centrales ronda ya los 4,65 billones de dólares. La cifra impresiona, pero lo más relevante está en cómo se llegó hasta ahí y quiénes movieron ficha en el proceso.

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Estados Unidos sigue jugando en otra liga. Con 8.133 toneladas de oro, mantiene desde hace décadas el mayor volumen de reservas del mundo. La novedad no está en la cantidad, sino en el precio. El fuerte repunte del metal llevó por primera vez el valor de esas reservas por encima del billón de dólares, hasta unos 1,16 billones. Ningún otro país se acerca siquiera a ese nivel. Alemania ocupa el segundo puesto, con reservas valoradas en 477.290 millones de dólares, seguida muy de cerca por Italia y Francia, dos pilares clásicos del mapa aurífero europeo.

Mientras las grandes potencias mantienen posiciones estables, el movimiento más interesante se dio entre los compradores activos. Polonia volvió a destacar como el banco central más agresivo del año. Sumó 82,67 toneladas pese a los precios récord, elevando sus reservas a 530,9 toneladas. Hoy, el oro representa más de una cuarta parte de sus activos de reserva, una apuesta clara por la protección ante riesgos geopolíticos crecientes en Europa del Este.

Kazajistán también dio un giro llamativo. Tras vender oro en el ejercicio anterior, revirtió la estrategia y añadió casi 41 toneladas en 2025. Turquía, por su parte, mantuvo su ritmo de compras con 26,68 toneladas adicionales, consolidando una tendencia que ya lleva varios años. China siguió acumulando, aunque de forma más moderada, con casi 25 toneladas, reforzando unas reservas que ya superan los 328.000 millones de dólares.

Brasil apareció entre los grandes compradores con 31,48 toneladas, una señal de diversificación en América Latina, mientras que países como República Checa, Irak, Camboya o Ghana avanzaron con incrementos más discretos pero constantes. Incluso Guatemala se coló en el top ten, un dato poco habitual que refleja cómo el atractivo del oro alcanzó economías de muy distinto tamaño.

No todo fueron compras. Algunos bancos centrales aprovecharon el rally para vender. Singapur encabezó las ventas netas mundiales en 2025, con 15,24 toneladas, seguido por Uzbekistán. En ambos casos, el informe apunta más a una gestión táctica de liquidez que a un cambio estructural de estrategia. México, Chipre y Portugal también recortaron posiciones, aunque en volúmenes muy reducidos.

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Más allá de los totales, el informe deja datos que ayudan a entender el peso real del oro. Suiza, séptimo mayor tenedor mundial, lidera el ranking per cápita: cada ciudadano “respalda” el equivalente a más de 16.500 dólares en oro. Una cifra que resume bien la relación histórica del país con el metal.

Con el oro cotizando en torno a los 4.431 dólares por onza, el mensaje es claro. En un mundo donde la confianza es un activo escaso, el oro volvió a convertirse en una referencia sólida. No promete rentabilidad rápida, pero ofrece algo que hoy vale casi tanto como el propio metal: estabilidad.