Diez avances de Mayo Clinic que marcaron la investigación médica en 2025

Inteligencia artificial, terapias regenerativas y nuevos diagnósticos clave

ROCHESTER, Minnesota.— La investigación médica no avanza a golpe de titulares, sino de hallazgos que, poco a poco, cambian la forma de entender, prevenir y tratar las enfermedades. En 2025, Mayo Clinic dio varios pasos firmes en ese camino. Desde el uso práctico de la inteligencia artificial hasta nuevas terapias celulares y herramientas neurológicas de precisión, sus investigadores lograron avances con impacto real en la clínica.

Estos progresos se apoyan en tres grandes líneas de trabajo. Precure busca anticiparse a la enfermedad antes de que se manifieste o se complique. Genesis se centra en encontrar alternativas al trasplante en el fallo de órganos. Y BIONIC une medicina e ingeniería para desarrollar nuevas terapias neurológicas. De ese esfuerzo conjunto surgen estos diez avances clave.

Uno de los más llamativos es el desarrollo de ensayos clínicos virtuales. Gracias a modelos computacionales avanzados y datos reales de pacientes, los científicos pueden simular cómo funcionaría un fármaco antes de probarlo en personas. Esta estrategia ya ha servido para predecir qué medicamentos existentes podrían reutilizarse contra la insuficiencia cardíaca, una de las principales causas de muerte en el mundo. No sustituye a los ensayos tradicionales, pero sí ahorra tiempo, dinero y fracasos.

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En el campo de las enfermedades pulmonares, un descubrimiento básico abre la puerta a terapias regenerativas. Los investigadores identificaron un “interruptor” molecular que decide si ciertas células se dedican a reparar tejido o a combatir infecciones. Entender ese mecanismo podría permitir restaurar el equilibrio cuando falla, como ocurre en patologías pulmonares crónicas.

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La medicina regenerativa también avanza en la insuficiencia renal terminal. Un estudio mostró que inyectar células madre del propio paciente antes de la hemodiálisis reduce la inflamación y el estrechamiento de las venas. El resultado: accesos vasculares más duraderos y más tiempo antes de necesitar un trasplante.

En neurología, Mayo Clinic ha logrado personalizar el tratamiento de la epilepsia mediante el mapeo detallado de las ondas cerebrales de cada paciente. Esta técnica permite saber exactamente dónde estimular el cerebro, dejando atrás el enfoque uniforme que no funcionaba igual para todos.

Otro avance relevante es la identificación de un biomarcador genético que ayuda a detectar meningiomas más agresivos. La activación del gen TERT se asocia a recaídas más rápidas, incluso en tumores que parecen poco peligrosos al microscopio. Esto permite ajustar el seguimiento y el tratamiento desde el inicio.

La investigación también ha revelado un fenómeno curioso: algunas personas mayores conservan un sistema inmunitario “joven”. Esa ventaja, sin embargo, tiene un coste, ya que se asocia a mayor riesgo de enfermedades autoinmunes. Comprender este equilibrio puede ayudar a diseñar terapias más precisas.

En demencia y alzhéimer, nuevas herramientas permiten estimar el riesgo años antes de los síntomas y diferenciar varios tipos de demencia con una sola prueba de imagen. Además, se confirmó la utilidad clínica de un análisis de sangre aprobado por la FDA para el diagnóstico.

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En cáncer de mama, combinar mamografía 3D con imagen mamaria molecular duplicó la detección de tumores en mujeres con mamas densas, un grupo especialmente difícil de evaluar.

Otros estudios exploraron cómo un “recubrimiento” de azúcar podría proteger células en la diabetes tipo 1 y, por primera vez, se calculó cuántas personas viven con enfermedades autoinmunes en Estados Unidos: unos 15 millones.

Diez avances distintos, un mismo objetivo: que la investigación llegue antes y mejor a los pacientes.