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Trump endurece el cerco a Maduro: "Queremos nuestro petróleo"

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Un bloqueo naval que desafía el control de Nicolás Maduro

La tensión en el Caribe ha subido varios peldaños esta semana. Lo que empezó como un despliegue naval frente a las costas de Venezuela ya tiene nombre y apellido según la Casa Blanca: es un bloqueo. El presidente Donald Trump no se ha andado con rodeos al explicar que la intención es clara y no piensa dejar pasar a ningún buque que no tenga el visto bueno de Washington.

A pocas horas de dirigirse a la nación, Trump justificó esta medida con un tono tajante, asegurando que Caracas se apropió de activos energéticos que pertenecen a Estados Unidos. Según el mandatario, el gobierno de Nicolás Maduro actuó de forma ilegal al tomar control de infraestructuras y recursos petroleros hace años. "Lo tomaron ilegalmente y lo queremos de vuelta", sentenció, dejando claro que el factor energético es el eje central de este despliegue.

Aunque desde la Casa Blanca intentan suavizar el término llamándolo "solo un bloqueo", lo cierto es que la presencia militar busca asfixiar las exportaciones e importaciones de crudo del país caribeño. La orden es estricta: interceptar a cualquier petrolero sancionado que intente entrar o salir de puertos venezolanos.

Esta estrategia llega tras meses de operaciones que Washington justifica como lucha contra el narcotráfico, pero que en la práctica han derivado en el bombardeo de embarcaciones y un asedio constante. Para Trump, no se trata de una agresión injustificada, sino de recuperar lo que considera derechos energéticos robados a las empresas estadounidenses.

El Congreso de EE. UU. rechaza frenar la intervención militar

Mientras Trump lanzaba estas advertencias, el Capitolio era escenario de una batalla política interna. Los demócratas intentaron poner freno a lo que consideran un avance peligroso hacia un conflicto abierto. Sin embargo, por un margen de votos mínimo, la Cámara de Representantes rechazó dos resoluciones que buscaban retirar a las tropas de las "hostilidades" contra organizaciones en el hemisferio occidental y, específicamente, contra Venezuela.

La votación fue un reflejo de la fractura política en Washington. Una de las iniciativas, que buscaba impedir el uso de la fuerza sin autorización del Congreso, se quedó a solo dos votos de ser aprobada (211 a favor frente a 213 en contra). Incluso algunos republicanos, como Marjorie Taylor Greene, votaron a favor de limitar el poder militar de Trump, evidenciando que la intervención en el Caribe genera dudas hasta en sus propias filas.

Un escenario de incertidumbre a las puertas de una guerra

El contexto actual es explosivo. Con el rechazo de estas resoluciones en el Congreso, el presidente tiene vía libre para mantener el despliegue naval. Para muchos analistas, este "bloqueo" es el paso previo a una declaración formal de guerra, una sombra que planea sobre la región desde hace meses.

Trump, fiel a su estilo, resta importancia a la gravedad del término "bloqueo", pero la realidad en el agua dice lo contrario. El pulso por el petróleo venezolano ha pasado de las sanciones económicas a las maniobras de guerra, situando a la región en una de las crisis diplomáticas y militares más complejas de la última década.

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