El arte de sobrevivir a la Navidad sin hipotecar el año
Evita que las fiestas destruyan tus finanzas. Aprende a identificar los gastos hormiga, vampiro y fantasma con la regla del 50-30-20.
La Navidad tiene esa capacidad casi mágica de hacernos olvidar las matemáticas. Entre las luces del centro, el compromiso de la cena de empresa y la presión por encontrar el regalo perfecto, el dinero parece diluirse en un entusiasmo colectivo que suele pasar factura el 1 de enero. Este año, con la inflación marcando el ritmo de la cesta de la compra, el reto no es solo celebrar, sino hacerlo sin que el banco nos envíe una notificación de alerta roja.
El gasto navideño en América Latina es un componente significativo del consumo anual, fuertemente influenciado por la tradición cultural de los regalos, las reuniones familiares y la inflación. Las cifras varían considerablemente por país y año, reflejando las condiciones económicas locales. Según el Foro Económico Mundial México gastó US$ 368 per cápita y Perú al rededor de US$ 308 per cápita durante el 2019. ¿Cómo ahorrar al máximo sin dejar de disfrutar de las fiestas, los regalos y las compras?
Elisabet Ruiz Dotras, experta en finanzas de la UOC, pone el dedo en la llaga: el problema no es lo que compramos, sino lo que no vemos que estamos gastando.
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Los enemigos silenciosos: Hormigas, vampiros y fantasmas
Para Ruiz Dotras, existen tres tipos de "fugas" de dinero que actúan como termitas en nuestra cuenta corriente. Los primeros son los gastos hormiga: esos desembolsos minúsculos, casi imperceptibles, como el café diario, una app de un euro o dejar los aparatos en stand-by. Por separado son anécdotas; sumados, son una cuota de gimnasio que no disfrutas.
Luego están los gastos vampiro. Estos tienen más colmillo. Son suscripciones de plataformas de streaming, membresías que se renuevan solas o servicios que contratamos "por si acaso" y que nos succionan 10 o 15 euros cada mes. Al final del año, esos "pocos euros" se han convertido en cientos que podrían haber financiado la cena de Nochebuena.
Finalmente, encontramos los gastos fantasma. Son los más traicioneros porque reaparecen cuando ya los dábamos por muertos: esa suscripción que olvidaste cancelar tras el mes de prueba o comisiones bancarias que aceptamos por pura inercia. "Mucha gente sabe cuánto gana, pero casi nadie sabe realmente en qué se le va el dinero", advierte la experta.
El mapa del tesoro: La regla 50-30-20
Para no llegar a diciembre a ciegas, la recomendación es clara: planificación. No se trata de no gastar, sino de saber cuánto puedes permitirte. La clave reside en un esquema que cualquier hogar puede aplicar si se toma una tarde para revisar el extracto bancario.
- 50% para lo básico: Vivienda, luz, agua, comida y educación. Si este bloque supera el 60% —algo habitual hoy en día—, el ajuste debe venir de los siguientes.
- 30% para ocio y extras: Aquí entra la peluquería, las cenas fuera y, por supuesto, los regalos de Navidad.
- 20% para el ahorro: Es la parte que la mayoría deja para el final, pero que debería reservarse al principio del mes.
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La trampa del "paga después"
En un mundo de clics inmediatos, el crédito se ha vuelto demasiado tentador. Las ofertas de pago fraccionado parecen un alivio, pero Ruiz Dotras lanza un aviso para navegantes: "Si puedes pagar una cuota a crédito, podrías haber ahorrado ese dinero antes y comprarlo sin intereses". El crédito solo debería ser un salvavidas para emergencias reales, no una alfombra roja para el consumo impulsivo.
La experta lamenta que estemos pasando de una cultura del ahorro —la de nuestros padres— a una cultura del gasto inmediato. Nos parecemos cada vez más al modelo estadounidense, donde se financia incluso lo insignificante, generando una cadena de deudas que ahoga a las nuevas generaciones.
El cambio de chip
Disfrutar de las fiestas no tiene por qué ser sinónimo de estrés financiero. La mejor vacuna contra la angustia de enero es la conciencia. Revisar las suscripciones, comparar ofertas y, sobre todo, entender que el ahorro no es el sobrante de la fiesta, sino una partida innegociable de nuestro bienestar futuro. Al final, el mejor regalo que puedes hacerte estas Navidades es empezar el año con las cuentas en orden y la tranquilidad de no deberle nada a nadie.
Diómedes Tejada Gómez
Comunicador y mercadólogo, editor de DiarioDigitalRD en Nueva York. Contacto: diomedestejada@gmail.com
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