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¿Es el dominicano feliz?

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Luis Fernández, periodista domnicano.

Creo que en general el dominicano sí es altruista, sobre todo el de la clase más deprimida

De acuerdo con el cardiólogo Valentín Fuster (de 82 años), ‘la felicidad se alcanza con las cuatro ‘aes’: actitud, aceptación, autenticidad y altruismo’.

Como a diario escuchamos y leemos muchas cosas inimaginables acerca de los dominicanos, viene a cuento esa definición. Y lo creo así porque mucho es lo que se dice de que el dominicano es ‘feliz’, ‘alegre’, ‘bonachón’, ‘dadivoso’, ‘generoso’ y ‘altruista’.

¿Es esto verdad acerca del dominicano? No me atrevería a afirmarlo ni negarlo, en su totalidad. Creo que el dominicano tiene algunas de esas condiciones, aunque junto a otras fallas.

Pero volviendo a las actitudes necesarias para ser feliz que apunta el doctor Fuster en una entrevista aparecida en Internet, habría que ver el asunto punto por punto.

¿Los dominicanos tenemos alguna ‘actitud’ con relación al presente y el futuro? No lo sé, aunque no lo creo.

¿Los dominicanos nos ‘aceptamos’ tal y como somos?  Tampoco lo sé, porque no es fácil determinarlo ni siquiera para un experto, aunque los pobres vivan acusando a los poderosos de ser los culpables de su miserable existencia.

¿Es el dominicano en general ‘auténtico’ en sus afanes diarios, propósitos e ideales? No lo sé, aunque no lo creo.

Y finalmente, ¿Es el dominicano ‘altruista’, o sea persona que procura el bien de los demás aun a costa del bien propio?

Creo que en general el dominicano sí es altruista, sobre todo el de la clase más deprimida, el que ‘sobrevive’ día a día con lo que ‘jalla’ en camino y con lo que sueña.

Claro, esta última condición nos hace ver como personas llenas de amor por los demás, lo que sería un mérito mayor si los poderosos, emprendedores, productores, creadores, comerciantes y elitistas del país fueran más generosos a la hora de pagar salarios a sus empleados, obreros y campesinos, los reales creadores de riquezas en el planeta.

En lo que sí creo que los dominicanos estamos unidos en un alto porcentaje de la población residente en el país o en el exterior, es en que nunca deseamos invasión, migración, intervención ni cosa parecida de parte de ningún otro país o institución.

Sean personas preparadas o impreparadas, sean blancos, mulatos o negros, sean altos o bajos, obesos o delgados, los dominicanos somos amantes de nuestro territorio y de nuestras costumbres gastronómicas, bailes, bebentinas, juegos de azar y demás.

Nos enorgullecemos de nuestras playas, ríos, lagos o canales, aunque nunca los hayamos visitado o disfrutado.

Amamos más el beisbol, el dominó, la jugada de gallos y hasta el billar que el atletismo, el fútbol, boxeo, básquet o voleibol.

Amamos más ‘el libertinaje’ que la simple y constructiva libertad, sin importar los riesgos y males del primer ejemplo.

Amamos ‘usar prendas’ aunque las mismas no tengan valor alguno, ni nos hagan ver mejores ante los demás.

En fin, sin una educación pública sólida, sin una atención permanente a la agroindustria, a los sectores energéticos e hídricos, sin respeto a las leyes y a la Constitución, sin consecuencias fuertes para los violadores del cuido de hogares y menores, igual que a ladrones, corruptos, violadores y narcotraficantes, yo no creo que los dominicanos seamos felices, aunque estemos hoy ‘mejor’, en apariencia física, que ‘el ayer lejano’ en que tanto disfrutábamos pobres y ricos, como si fuéramos hermanos, compadres, ahijados o vecinos.

Me siento optimista y Duartiano, aunque el irrespeto y la falta de cumplimiento de leyes y normas, el aumento en la circulación de estupefacientes, motoristas y migrantes indocumentados, me llenan la cabeza de mil interrogantes.

Aunque sigamos siendo ‘dominicanos hasta la tambora’.

15 de diciembre de 2025.  

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Luis Fernández

Luis Fernández

Experimentado periodista de República Dominicana, con una dilatada trayectoria profesional como reportero y ejecutivo de medios de comunicación y productor de programa radial.

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