Giovanny Cruz estrena "Ecos de Sangre", un drama taíno universal

El dramaturgo dominicano vuelve a las raíces precolombinas con una obra que trasciende lo folclórico

No es la primera vez que Giovanny Cruz Durán se adentra en el mundo taíno. Pero con su nueva obra, "Ecos de Sangre", el académico, actor y multipremiado escritor parece haber encontrado un tono más profundo, más universal. Cruz, un nombre indispensable en la cultura dominicana, ha construido una carrera que abarca desde la poesía hasta la dirección teatral, y ahora regresa a la dramaturgia con un argumento que bebe de nuestra historia primigenia para hablar, en realidad, de conflictos humanos eternos.

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Lo que distingue este trabajo es su cuidadoso enfoque. Cruz evita con destreza la trampa fácil del localismo pintoresco o la lección de historia simplificada. En "Ecos de Sangre", el suceso taíno es el punto de partida, el escenario insular desde el cual la trama se proyecta hacia temas que podrían resonar en cualquier lugar y en cualquier época: el poder, la culpa, el honor y la pérdida.

Personajes que dejan de ser leyenda para volverse carne

La obra no se contenta con evocar figuras mitológicas. Personajes como la princesa Iguanamá, la soberbia Xucaba, el sabio behique Guaguyona y el severo cacique Ananorex trascienden lo anecdótico. Cruz les respira un conflicto dramático intenso, llevando sus acciones a un terreno de gran teatro. No son símbolos estáticos; son seres arrastrados por pasiones y decisiones fatales.

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Un fragmento del diálogo lo demuestra. Ante la muerte, Iguanamá clama: "¡Biaútex! ¡Imotonex! ¿Cuál dios vino a cobrar en ustedes pecados no pagados? (…). Esos dos montones de carnes que enlutan la tierra ya no tienen casi nada que ver con ellos." La potencia de la imagen y el dolor trascienden el marco histórico.

Un aporte lingüístico que enriquece el tejido dramático

Como ya hizo en su poemario "Areytos: cantos entre el cielo y la tierra", Cruz incorpora de forma natural parte del encantador idioma taíno. Esto no es un adorno, sino un gran aporte lingüístico que sumerge al lector (y futuro espectador) en ese universo. Palabras como güey (sol), nonún (luna), goiece (espíritu) o opia (espíritu de los muertos) tejen la atmósfera de la obra, dándole autenticidad y una musicalidad única.

La amenaza de Ananorex lo ejemplifica: "Si no has dicho el lugar en donde se encuentra el cuerpo de tu natiao… morirás." El uso de "natiao" (hermano de sangre) carga la sentencia de un peso cultural específico e inmenso.

Un telón que se abre a la profundidad

"Ecos de Sangre" promete ser más que una obra histórica. Es la culminación de una obsesión literaria de Cruz por nuestras raíces más profundas, tratada con la altura dramática que merece. El behique Guaguyona lo intuye al final: "Ananorex está cerca de hacerlo también. Lo supongo. No podría ya vivir dentro de todas sus culpas."

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Con esta obra, Giovanny Cruz Durán no solo revive un mundo, sino que invita a reflexionar sobre los ecos de sangre, poder y humanidad que, desde aquellos días, siguen resonando. Las páginas de este texto están listas para abrir un telón intenso y hermoso, tan complejo y vibrante como la historia que lo inspira.