Tres fuerzas que moverán la inversión global en 2026

El crecimiento, la IA real y la diversificación redefinen el mapa financiero

NUEVA YORK.-De cara a 2026, los grandes inversionistas comienzan a leer el panorama con menos ilusión y más datos en la mano. Se puede esperar que el año entrante estará impulsado por tres vientos de cola que ya se perciben en la economía global y que apuntalan una perspectiva menos frágil de lo que muchos temían.

Asi lo sostiene Nigel Green, director ejecutivo de deVere Group, “El mercado ya no compra historias, sino pruebas”, resume Green. Y, bajo esa lógica, los factores que emergen tienen una raíz más sólida que el simple optimismo.

Crecimiento económico mundial más amplio y persistente

El primer motor es un crecimiento económico mundial más amplio y persistente, aunque nada homogéneo. Las proyecciones siguen inclinándose hacia la expansión: una economía estadounidense que se mantiene firme, Europa avanzando lentamente pero mejor que en años recientes, y Asia mostrando un crecimiento estructural que continúa alimentando actividad e inversión.

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A esto se suma un flujo constante de gasto fiscal en infraestructura, defensa, seguridad de cadenas de suministro y políticas industriales estratégicas. Son inversiones que actúan con retraso, pero cuyo impacto comienza a sentirse de manera sostenida. 

Según Green, este escenario no exige un repunte acelerado para sostener los mercados; basta con un crecimiento duradero, no espectacular. “Cuando el crecimiento deja de ser frágil, las expectativas de ganancias se estabilizan y el capital vuelve a tomar riesgos”, explica.

Históricamente, un contexto así apoya a las acciones, al crédito selectivo y a las compañías con presencia global. También reduce la peligrosa dependencia de una sola región, como ocurrió durante años con Estados Unidos dominando casi todo el rendimiento.

Maduración de la era de la inteligencia artificial

El segundo viento de cola es la maduración de la era de la inteligencia artificial. La etapa del entusiasmo inicial quedó atrás. Lo que viene en 2026 es la hora de los resultados verificables: márgenes que mejoren, reducción de costos, mayor productividad y capacidad real de escalar ingresos. Las empresas que sigan hablando de IA solo para adornar discursos, sin ofrecer evidencias, tendrán cada vez menos espacio.

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Green insiste en que la IA ya no es un asunto exclusivo de gigantes tecnológicos. Sectores como la salud, la logística, la manufactura y los servicios financieros están experimentando mejoras concretas gracias a la automatización y a los sistemas inteligentes. 

Esta fase premia la ejecución silenciosa más que el espectáculo: “La expectativa se desvanece rápido cuando no aparecen los beneficios”, recuerda.

Incluso avances moderados en productividad, si se extienden a muchas industrias, pueden convertirse en un soporte económico sustancial sin depender de precios más altos ni de un endeudamiento excesivo.

Regreso de la diversificación

El tercer factor es el regreso de la diversificación como una estrategia que realmente pesa en los rendimientos. Durante casi una década, el dominio de un reducido grupo de activos estadounidenses debilitó la utilidad de diversificar. 

Pero esa dinámica está cambiando. Hoy, las valoraciones en diferentes regiones son más razonables, algunos segmentos de renta fija ofrecen mejores rendimientos reales y las materias primas vuelven a ganar protagonismo en medio de tensiones geopolíticas y relocalización industrial.

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Green advierte que diversificar no significa que todos los activos ganarán por igual. La dispersión aumenta y obliga a ser más selectivo. También recuperan importancia los movimientos cambiarios, ahora que el crecimiento comienza a repartirse entre más regiones.

“Estos vientos de cola no eliminan el riesgo”, aclara. “Pero dibujan una estructura más coherente: crecimiento resistente, innovación medible y diversificación con verdadero peso”. Para Green, los inversionistas que entren en 2026 con los pies en la tierra, perspectiva global y análisis disciplinado estarán un paso por delante de quienes persiguen simples relatos.