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Con el tiempo, la gente madura

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Luis Fernández, periodista.

He visto durante mi largo recorrido terrenal muchos casos de estos que menciono hoy.

Con el tiempo, la gente madura. Y si no madura, es porque tiene la cabeza muy dura. Algo así, como de que quien tropieza con la piedra una vez y se descuida, vuelve a cometer el error.

Esto se ve en todas las disciplinas y facetas de la vida de cualquier ser humano, sin importar su grado de inteligencia, madurez o experiencia. Todos transitamos por dicha vía.

Por esta sencilla razón es que vemos a personas que en sus años mozos parecían, se comportaban, soñaban o eran realmente adeptos de iglesias, movimientos, clubes, partidos e instituciones de muy diversas modalidades y creencias.

Y luego, con el paso del tiempo, devenían en ocupar posiciones diametralmente opuestas a las que anteriormente seguían y hasta enseñaban a otros. Muchas veces sin ser ejemplos en la realidad, de la teoría que predicaban.

He visto durante mi largo recorrido terrenal muchos casos de estos que menciono hoy. Y sin juzgar a nadie, y mucho menos castigar, reconozco la validez de sus comportamientos, aunque no los compartiera entonces ni todavía los comparta.

Personas de derecha que ayudaban a otras ubicadas en la izquierda y viceversa. 

Personas con poderes extras que ayudaban a infelices, aunque fuera robándole dinero al fisco.

Personas que ayudaban a otras para luego exigir ‘favores’ indecentes, o liberarlos de acusaciones y de cárceles.

Personas engreídas que ‘pisoteaban’ a otras desde sus altos cargos, cual si estos fueran de ellos y para toda la vida.

Personas que ‘entraban en todo y en todas’ hasta alcanzar las posiciones anheladas y el dinero soñado.

Personas con liderazgo natural o ‘adquirido o comprado’, para luego de llegar al poder hacer el mal a las mayorías.

Personas mentirosas que prometían y todavía prometen para alcanzar puestos o cargos de importancia, a sabiendas de que no complacerán más que a unos pocos guardaespaldas y rufianes.

Hombres que llegaban a puestos importantes y se enamoraban de ‘todas las mujeres’, sobre todo de las muy bien parecidas, o de un color superior al de ellos.

Personas que chantajeaban, manipulaban, ‘cobraban peajes’, adquirían apartamentos que luego vendían y continuaban haciendo fortuna dizque ‘honradamente’.

Civiles y militares ‘hermanados’ en la misma vía, para hacerse ‘ricos de la noche a la mañana’, y así ‘conseguirse’ una, dos o hasta tres amantes, dejando a un lado a la esposa ‘por el agotador trabajo que se hace a diario’.

Personas que prometen ‘amor eterno’ a chicas bellas pero muy pobres, a las cuales embarazan y jamás vuelven a ver.

Personas dizque ‘comunistas’ (eso no existe en el mundo), o de izquierda, que se cambiaron de ‘chaqueta’ para superar sus estatus deplorables por posiciones encumbradas.

Personas que jamás volvieron a sus antiguas barriadas en el campo o la ciudad, ni regalaron un peso o un dólar de lo adquirido en el ‘negocio político’, en donde terminaron de ‘graduarse con honores’.

Esos que ‘maduraron’ a tiempo y se cambiaron la chaqueta, o no maduraron y siguen hablando, escribiendo, insultando y menospreciando a los demás seres humanos, creyendo que algunos los siguen todavía en sus ideas absurdas que no tienen en el planeta un solo ejemplo a mostrar de avances y progresos.

De estos ‘señores’ tenemos en todas las profesiones: empresarios, políticos, abogados, militares, policías, médicos, agrimensores, maestros, periodistas, comunicadores, bioanalistas, roneros, cerveceros, riferos, comerciantes y un sinnúmero de ciudadanos nativos y extranjeros.

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Luis Fernández

Luis Fernández

Experimentado periodista de República Dominicana, con una dilatada trayectoria profesional como reportero y ejecutivo de medios de comunicación y productor de programa radial.

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