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EL tema haitiano, otra vez

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Luis Fernández, periodista.

Hoy las cosas en Haití están tan deprimidas y las carencias tan altas en todos los órdenes.

El tema haitiano, que tanto apasiona, tiene tantas raíces que expertos locales, haitianos y de otras nacionalidades, no se cansan de tratar en busca de comprensión, regularización y aceptación internacional.

Alcanzar un acuerdo aproximado de solución es difícil, cuando son los propios haitianos (casi todos indocumentados) quienes se oponen a los planes, proyectos y programas que se dan a conocer.

Los haitianos son negros en su gran mayoría, y desde su primera Constitución dejaron saber que no deseaban nada conciudadanos blancos o mulatos, y menos con dominicanos porque ellos creen a fe ciega que ´la isla es una sola e indivisible´.

Si su pasado fue esplendoroso, por ser una colonia francesa en desarrollo, su presente no puede ser peor por la destrucción de toda su base social, económica y política.

Hoy las cosas en Haití están tan deprimidas y las carencias tan altas en todos los órdenes, que nadie prevé un final feliz o aceptable para su existencia y desarrollo.

Sin un registro civil, sin autoridades valederas, con un analfabetismo altísimo y hoy con bandas criminales controlando gran parte de su territorio, ni el mago Merlínpodría pronosticar cómo terminará esa tragedia.

A Francia, Canadá y Estados Unidos (USA) se les tiene como los referentes de la ´desgracia haitiana´ actual, aunque muchos saben que los haitianos tienen comportamientos tan extraños que nunca han sido bien recibidos en ninguna parte.

  • Con excepción de la República Dominicana en donde, mal sin bien, nos invadieron y gobernaron por 22 años y luego han pretendido quedarse por las buenas o por las malas.

Gobiernos anteriores en RD aceptaron emplearlos en tareas de siembra y corte de caña, y luego en otras actividades y servicios, hasta el punto de que ya sobrepasan los tres millones de haitianos en nuestro territorio. Sin papeles, sin costumbres similares a las nuestras y, lo peor, sin querer aceptar nuestro desarrollo e insertarse en la sociedad, como lo han hecho cubanos, venezolanos y otros del mundo.

Los haitianos destruyeron toda su base terrenal y social y es lógico que intenten apropiarse de la nuestra al costo que sea.

Pero no. Creo que mientras haya un dominicano vivo, viejo o joven, negro o blanco, rico o pobre, los haitianos no podrán cantar VICTORIA otra vez en nuestro territorio, ni siquiera con la ayuda de esas tres grandes naciones.

EL nuestro es un país del tercer o cuarto mundo que NO PUEDE NI DEBE hacerse cargo de los haitianos, de sus problemas, dilemas y sueños, pues vivimos el día a día sin saber cuándo ascenderemos algunos peldaños que mejoren las condiciones de sus clases desposeídas.

USA, Canadá y Francia, por omisiones o por decisiones políticas, no han hecho todo lo que deberían por Haití y su gente. Y si esas tres potencias no han querido o podido contribuir a mejorar su estatus, cómo diablos va a poder hacerlo la República Dominicana.

Mucha gente adulta y muy adulta está hoy a la expectativa en espera de ver en qué concluirá la situación que se vive en Haití, hoy con una intervención militar y policial internacional que no ha detenido la escalada violenta de bandas de facinerosos, narcotraficantes, criminales y violadores que podrían obligar a miles de indefensos ciudadanos a tratar de cruzar la frontera para asilarse en nuestro país.

Y eso es lo que está por verse y enfrentarse, mientras miles de jóvenes criollos piensan muy diferente a los jóvenes de los años sesenta del pasado siglo.

4 de abril de 2025.

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Luis Fernández

Luis Fernández

Experimentado periodista de República Dominicana, con una dilatada trayectoria profesional como reportero y ejecutivo de medios de comunicación y productor de programa radial.

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